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La formación bonificada es una oportunidad que tienen las empresas para capacitar a sus empleados sin coste alguno, aprovechando el crédito que les otorga la seguridad social por sus aportaciones a la formación profesional. Sin embargo, muchas empresas desconocen esta posibilidad o no saben cómo gestionarla correctamente. En este artículo, te explicamos qué es la formación bonificada, cómo funciona, qué ventajas tiene y cómo puedes convertirla en una herramienta útil para tu empresa.
¿Qué es la formación bonificada?
La formación bonificada es una modalidad de formación continua que permite a las empresas financiar cursos de formación para sus trabajadores, relacionados con la actividad de la empresa o el puesto de trabajo, mediante bonificaciones en sus cotizaciones a la seguridad social. De esta forma, la empresa recupera el dinero que ha invertido en la formación de su personal, hasta el límite del crédito que le corresponde según el tamaño de su plantilla y las aportaciones que haya realizado en el año anterior.
La formación bonificada está regulada por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE), que se encarga de gestionar y controlar el sistema de bonificaciones. Las empresas pueden organizar la formación por sí mismas o contratar a entidades externas que se ocupen de todo el proceso, desde el diseño del plan formativo hasta la tramitación de las bonificaciones.
¿Cómo funciona la formación bonificada?
Para acceder a la formación bonificada, las empresas deben seguir los siguientes pasos:
- Calcular el crédito disponible para la formación de sus trabajadores, que depende del número de empleados y de las cotizaciones realizadas el año anterior. El crédito mínimo es de 420 euros para las empresas de 1 a 5 trabajadores, y va aumentando progresivamente según el tamaño de la empresa. El crédito no es acumulable de un año a otro, por lo que si no se utiliza se pierde.
- Identificar las necesidades formativas de la empresa y de los trabajadores, y diseñar un plan de formación que las cubra. El plan debe incluir los objetivos, los contenidos, la metodología, la duración, el calendario, el presupuesto y los criterios de evaluación de la formación. Los cursos pueden ser presenciales, online o mixtos, y deben estar relacionados con la actividad de la empresa o el puesto de trabajo. La formación puede ser propia o contratada a una empresa especializadas en docencia de la formación profesional para el empleo en Valencia, que deben estar acreditadas por la FUNDAE.
- Comunicar el inicio de la formación a la FUNDAE, al menos 7 días antes de que comience, a través de la aplicación telemática disponible en su página web. También se debe informar a la representación legal de los trabajadores, si la hay, y obtener el consentimiento de los participantes en la formación.
- Realizar la formación, siguiendo el plan establecido y cumpliendo con los requisitos de calidad y asistencia. La formación debe impartirse por personal cualificado y contar con los medios materiales y técnicos adecuados. La asistencia de los trabajadores debe ser del 75% como mínimo en los cursos presenciales y del 100% en los cursos online. La duración mínima de los cursos es de 2 horas y la máxima de 8 horas al día.
- Justificar la formación, presentando a la FUNDAE las facturas, los recibos, las nóminas, los certificados de profesionalidad, los diplomas y los informes de seguimiento y evaluación de la formación. Todo ello debe hacerse dentro de los plazos establecidos y con la documentación requerida.
- Aplicar la bonificación, descontando el importe de la formación del pago de las cotizaciones a la seguridad social del mes siguiente al de la finalización de la formación. La bonificación no puede superar el crédito disponible ni el coste real de la formación. La empresa debe conservar toda la documentación relativa a la formación durante 4 años, por si la FUNDAE realiza una comprobación o una inspección.
¿Qué ventajas tiene la formación bonificada?
La formación bonificada tiene múltiples beneficios para las empresas y los trabajadores, entre los que se pueden destacar los siguientes:
- Mejora la competencia y la cualificación de los trabajadores, lo que se traduce en un aumento de la productividad, la eficiencia y la calidad de los productos o servicios que ofrece la empresa.
- Favorece la adaptación a los cambios tecnológicos, normativos, organizativos o de mercado, lo que permite a la empresa ser más competitiva y responder mejor a las demandas de los clientes.
- Potencia la motivación, la satisfacción y el compromiso de los trabajadores, lo que reduce la rotación, el absentismo y el conflicto laboral, y mejora el clima y la cultura organizacional.
- Facilita el desarrollo profesional y personal de los trabajadores, lo que incrementa su autoestima, su creatividad y su capacidad de aprendizaje.
- Contribuye a la responsabilidad social de la empresa, lo que mejora su imagen y su reputación ante la sociedad, los clientes, los proveedores y los potenciales candidatos.
¿Cómo convertir la formación bonificada en una herramienta útil para tu empresa?
Para aprovechar al máximo la formación bonificada y convertirla en una herramienta útil para tu empresa, te recomendamos seguir estas pautas:
- Analiza las necesidades formativas de tu empresa y de tus trabajadores, y establece unos objetivos claros y medibles para la formación.
- Elige los cursos de formación que mejor se adapten a tus necesidades, teniendo en cuenta el contenido, la metodología, la duración, el coste y la calidad de los mismos.
- Busca entidades de formación de confianza, que te ofrezcan un servicio integral, desde el asesoramiento hasta la gestión de las bonificaciones, pasando por el diseño, la impartición y la evaluación de la formación.
- Implica a tus trabajadores en la formación, informándoles de los beneficios que tiene para ellos y para la empresa, y solicitando su opinión y su feedback sobre la misma.
- Evalúa los resultados de la formación, tanto a nivel individual como colectivo, y mide el impacto que ha tenido en el rendimiento, la satisfacción y el clima laboral.
- Continúa con la formación, no la veas como un gasto sino como una inversión, y haz un seguimiento de la evolución de tus trabajadores y de tu empresa.
La formación bonificada es una oportunidad que no debes dejar pasar si quieres mejorar la competencia y la motivación de tus trabajadores, y por ende, la competitividad y la rentabilidad de tu empresa. ¡Aprovéchate de ella!